Una historia de perdedores con heridas que nunca caducan y que supuran fantasmas imposibles de redimir, personas que tienen que ajustar cuentas con lo que amaron y no pudieron tener, trenes salvadores que se dejaron escapar, horrores que resucitan con certezas solidas y mentiras que merecen la pena para seguir viviendo …
La mejor película de Campanella, de las denominadas autenticas, sin ningún cabo dejado al azar; te conmueve y sobre todo te implica, diría que te traspasa, imposible permanecer impasible.
De alguna manera unos u otros hemos pasado por situaciones semejantes .