PRIMERAS IMPRESIONES
Narrado en tiempo presente y volviendo al pasado, pues fue un viaje realizado entre los meses de mayo y junio de 2011.
3 de mayo en el Maputo internacional vía Lisboa, es la tercera vez que regreso, por los ventanales del aeropuerto se asoman África, su vegetación y olor a sabana.
Llamo a Bartolomé, un amigo que conocí en Pemba en el último viaje y que ahora vive en Maputo terminando derecho, me dice que viene de camino pero con horario mozambicano, es decir fuera del tiempo que marcan los relojes, nos da tiempo para un cafeçinho, el último que tomaré en bastantes semanas, cambiar impresiones y quedar para el regreso antes de partir a España; cojo el enlace que me lleva a mi destino, Pemba 3000km al norte, dejo algunos días para Maputo pero eso será para el final del relato.
Me recogen Fernando y Teresa en aeropuerto de Pemba, capital de Cabo Delgado con sus playas paradisíacas de las que hablaré en otra entrada, hacemos algunas compras y nos dirigimos a Metoro que será, por así decirlo, mi campamento base o lugar desde el que partiré hacia las distintas provincias y al que volveré para preparar las siguientes salidas, esa es la idea, a partir de ahí iré haciendo lo que pueda que fue muchísimo más de lo que esperaba.
Metoro está a unos 60km hacia el interior pero para un occidental los 60km más mágicos, un regalo de la vida, se giran las espitas de la percepción en un trayecto cuajado de baobabs milenarios, un cielo que me cuesta describir, comunidades ancladas en la prehistoria, paz, origen, olor a tierra, cánticos, sonido de percusión, vendedores ambulantes ofertando mangos, abacaxi, cajamanga, papayas, guayabas, guanábanas, maracuyás, chirimoyas y camarón como el que comemos congelado en navidades pero aquí saltando de la panela, sonrisas, amabilidad, bondad en la mirada, Karibu karibu, bienvenidos!! Y, comienza la catarsis, la vuelta al origen, África es lo que tiene, retornan las sensaciones primigenias que seguramente vivimos en el útero de nuestras madres y que hemos ido perdiendo a medida que crecemos. La cortesía, que por aquí tenemos algo olvidada, allí se vive a flor de piel.
La primera semana fue de preparación, planificación y al mismo tiempo comenzar con el trabajo, lo primero que hice fue desempacar en Metoro un lugar tan increíble que ya tienes para hacerte con material; vista a distintas comunidades que están en el mato mato “selva mesmo” .Compartes sus costumbres, te tienden el corazón pero sobre todo te escuchan con la mirada; comienzo a desprenderme de las capas plúmbeas y me pongo una mirada, esponja para ver de cerca la vida.
La idea es dar a conocer una forma de viajar a Mozambique alternativa fuera de los tour operadores, realizar el encargo de REDES sobre sanidad, documentar proyectos para entregar en Madrid a mi regreso y, por supuesto fotografiar baobabs.
Considerado árbol sagrado en muchos lugares de África es frecuente encontrar las tumbas de los jefes de las comunidades a sus pies, su altura alguna veces sobrepasa los 30 metros, su tronco puede superar los 20 de diámetro, viven normalmente más tres mil años y, almacenan entre 6.000 y 100.000 litros de agua. Nace dónde quiere pero nunca donde lo plantes.
Os espero en el próximo post: De Metoro a Isla de Mozambique
Apasionante relato, Augusto, y qué decir de las fotos. Una maravilla 🙂